Tengo experiencia en la realización de cirugía citorreductora en personas con metástasis peritoneal. Usamos este tipo de cirugía para extirpar todo el cáncer de la cavidad abdominal. En los casos convenientes, realizamos quimioterapia durante el procedimiento (en el quirófano) o durante la recuperación; este tratamiento se llama quimioterapia intraperitoneal. La cirugía citorreductora elimina todas las áreas cancerosas visibles, mientras que, con la quimioterapia, se pretende eliminar las áreas microscópicas restantes que no se pueden observar.
También utilizo métodos quirúrgicos de invasión mínima cada vez que es seguro hacerlo. Estas técnicas incluyen la laparoscopia y la cirugía robótica.
La decisión de dedicar mi vida a la cirugía oncológica, en especial, al cáncer colorrectal, proviene de antecedentes familiares de la enfermedad. Ser testigo de cómo el cáncer colorrectal afectaba a mis seres queridos me impulsó a marcar la diferencia en las vidas de las personas que lo padecen. También me inspiré en especializarme en el cáncer colorrectal por lo frecuente que es. Para mí, no hay nada más gratificante que poder ayudar a personas con cáncer mientras intento desarrollar nuevas y mejores formas de tratar esta enfermedad.
Afortunadamente, la atención del cáncer colorrectal evoluciona rápidamente y ha cambiado en gran medida en las últimas décadas. En la actualidad, contamos con más opciones de tratamiento que nunca y, en algunos casos, hasta podemos activar el sistema inmunitario de un paciente para atacar el cáncer (con inmunoterapia). Al mismo tiempo, en el campo del cáncer colorrectal se está obteniendo más información sobre cuándo podemos evitar de manera segura que los pacientes se sometan a otros tratamientos que pueden ser fuertes para el cuerpo, como la radiación y la cirugía. Estos son avances prometedores para las personas con esta enfermedad.
Como el cáncer colorrectal puede requerir diferentes tipos de tratamientos aparte de la cirugía, trabajo en estrecha colaboración con médicos oncólogos, oncólogos de radioterapia y otros expertos del Memorial Sloan Kettering Cancer Center (MSK). Escuchamos los deseos y las necesidades de cada uno de nuestros pacientes para su atención. Luego, elaboramos planes de tratamiento que consideran estas preferencias y, a la vez, dan los mejores resultados posibles.
La mayoría de las personas que atiendo todavía están superando la ansiedad y el miedo a un nuevo diagnóstico de cáncer. Todos queremos saber qué nos depara el futuro y es natural que, en momentos de estrés, se busque tener respuestas a largo plazo. Cuando me reúno con pacientes, hago hincapié en la importancia de ir paso a paso y de tomar una decisión por vez.
También motivo a mis pacientes a hablar abiertamente sobre sus inquietudes. Entiendo y respeto el hecho de que cada persona enfrenta el cáncer de manera diferente; además, reconozco que parte de la preocupación que pueden sentir los pacientes y sus seres queridos no tiene que ver con el diagnóstico propiamente dicho, sino con otro factor de estrés relacionado. Quizá, exista una solución simple para algunas de estas inquietudes.
Mi investigación se centra en comprender por qué algunos tumores se extienden a la cavidad abdominal mientras que otros no, y cómo tratar los tumores que sí lo hacen. Tengo un laboratorio en el MSK que se enfoca en aprender sobre estos mecanismos del cáncer de colon y de apéndice, y en desarrollar nuevos tratamientos para estas enfermedades.
Cuando no trabajo, disfruto viajar con mi esposa y mis dos hijas, y valoro nuestros viajes para visitar a sus abuelos en Europa. También me encanta ver y jugar fútbol, cocinar (en especial, comida griega) y leer libros de no ficción sobre historia o novelas de ficción de misterio.
